viernes, 2 de noviembre de 2018

NOTA IMPORTANTE

Padres de familia y acudientes, buenas noches.

A continuación les comparto algunas actividades que realizamos el día de hoy, las cuales serán tenidas en cuenta en la evaluación final de Ciencias Sociales. El tema trabajado está relacionado con el respeto a la diferencia, la conciliación, el rol de los mediadores y el manejo de conflictos. Para ello abordamos dos cuentos y una canción, además de la información correspondiente.







CUENTO

LA DISPUTA DE LOS COLORES
Autor anónimo.

Un día los colores del mundo empezaron a discutir entre ellos, ya que cada uno pretendía ser el mejor, el más importante, el más bello, el más útil y favorito de todos.
El verde afirmó: “Yo soy el más esencial, es innegable. Represento la vida y la esperanza. He sido escogido como la hierba, los árboles y las hojas. Sin mí, los animales morirían. Miren el campo y verán que soy el que más presente está”.
El azul tomó la palabra: “Tú solo piensas en la tierra, pero olvidas el cielo y el océano. El agua es la base de la vida. Y el cielo nos da espacio, paz y serenidad. Sin mí, ninguno de ustedes sería nada”.


El amarillo se rió ante esas palabras: “¡Que gracia me hacen los dos! Yo aporto la risa, la alegría y el calor al mundo. La prueba es que el sol es amarillo al igual que la luna y las estrellas. Y si miran al girasol, él les mostrará que yo soy la vida, sin mí, no habría ningún placer en esta vida”.

El naranja elevó su voz entre el tumulto: “Soy el color de la salud y de la fuerza. Tal vez me ven menos a menudo que a ustedes, pero soy útil para las necesidades de la vida humana. Transporto las vitaminas más importantes. Piensen en las zanahorias, en las calabazas, en los mangos y papayas. No estoy presente todo el tiempo, pero cuando coloreo el cielo en los amaneceres o atardeceres mi belleza es tal que ya no se fija solo en ustedes, se fija en mí”.

El rojo, que se había mantenido al margen hasta ese momento, tomó la palabra alto y fuerte: “Yo soy el jefe de todos los colores, porque soy la sangre, la energía de la vida. Soy el color del peligro y de la valentía. Siempre estoy dispuesto a pelearme por una causa. Sin mí, la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor, de la rosa roja y de las amapolas”.

El púrpura se levantó y habló dignamente: “Yo soy el color de la realeza y del poder. Los reyes, los jefes y los obispos me escogieron porque soy el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me interroga, me escuchan y obedecen”.

Finalmente el índigo tomó la palabra con mucha más calma que los demás pero con la misma determinación: “Piensen en mí, soy el color del silencio. Quizás no me hayan visto, pero sin mí, serían insignificantes. Represento el pensamiento y la reflexión, la sombra del crepúsculo y las profundidades del agua. Me necesitan para el equilibrio, el contraste y la paz interior”.

Y así, los colores, continuaron jactándose convencidos cada uno de ellos de su propia superioridad. Su disputa se hizo cada vez más fuerte. Pero de repente, un relámpago apareció en el cielo y el trueno gruñó. 

La lluvia comenzó a caer fuerte e, inquietos, los colores se acercaron unos a otros para sentirse más seguros.
Y en medio del clamor la lluvia tomó la palabra: “¡Tontos! ¡No dejan de discutir y cada uno intenta mandar sobre los demás! ¿No saben que cada uno de ustedes existe por una razón especial, única y diferente? Junten sus manos y vengan conmigo”.
Los colores obedecieron. Y la lluvia prosiguió: “De ahora en adelante, cuando llueva, cada uno de ustedes atravesará el cielo para formar un gran arco de colores y demostrar que pueden vivir juntos en armonía. El arco iris es un signo de esperanza para la vida y cada vez que la lluvia riegue el mundo, un arco iris aparecerá en el cielo, para recordar al mundo que debemos amarnos los unos a los otros”.


 DESAPARICIONES - MANÁ



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