La semana inició con una propuesta diferente a través de la cual se invitó a los padres y acudientes a hacer una pausa con los deberes académicos y en su lugar compartir otras actividades y experiencias que los niños realizan durante la cuarentena. De igual manera se reiteró a quienes no habían enviado los trabajos o lo han hecho de manera incompleta, que aprovecharan el receso para ponerse al día, recomendándoles que organizaran horarios y acompañaran a sus hijos de manera efectiva.
Al respecto, solo respondieron 2 de las 5 mamás que
estaban pendientes, sin embargo, una de ellas envió los talleres incompletos y
en desorden. A pesar de decirle que los organizara no siguió la recomendación. Por su parte,
la mamá de Estiven Varela respondió al mensaje que le dejé la semana anterior,
argumentando que el niño sí estaba haciendo los talleres pero que no los había
enviado por falta de datos. Aun así, tampoco los adjuntó y quedamos en las
mismas, pues a la fecha, el niño no ha entregado nada. Como una manera de dar
solución a esta situación le pedí el favor a la tía de Juan David Toro
que me colaborara sirviendo de intermediaria y a través de ella pudiera recibir
los trabajos de Estiven, ya que es conocida de su mamá. La señora
respondió amablemente a mi petición, no obstante, al término de la semana tampoco
recibí nada.
Bajo la misma circunstancia se encuentran Mariangel
Aguirre y Valentina Giraldo de quienes he recibido unas cuantas
hojas de los talleres, correspondiendo al 10 y 20 por ciento de los compromisos
asignados, respectivamente. Si bien trabajar desde casa puede traer algunas
desventajas se están presentando las mismas situaciones que cuando estábamos en
el aula, ya que los mismos papás siguen faltando a los compromisos académicos.
En vista de que se está evidenciando una dificultad
con la recepción de la información que comparto con los padres, me vi en la
necesidad de hacer una valoración del trabajo que venimos realizando, ya que casi
siempre responden las mismas personas a los requerimientos que les hago. El
ejercicio consistía en llenar un formulario en el que se evaluaba la manera de
orientar y acompañar el desarrollo de los talleres. La decisión fue muy
oportuna, pues permitió conocer de cerca la percepción que tienen de las
estrategias y la modalidad empleada. Hasta el momento de hacer este registro
habían respondido 22 padres de familia.
Frente a otro asunto quise dar inicio al taller de
padres propuesto en la semana 9, invitándolos a realizar un ejercicio
de escritura bajo la frase algún día… Posteriormente les compartí el libro
álbum de Alison Mcghee titulado de la misma manera. El resultado fue un
poco decepcionante ya que solo participaron tres personas. Después de publicar
el cuento otras dos mamás enviaron sus escritos.
Finalmente, entre las actividades y experiencias que
realizaron los niños durante la semana nos mostraron como ayudan a sus padres
con los oficios de la casa, cuidan a sus mascotas, practican instrumentos
musicales, hacen manualidades, preparan el desayuno o simplemente se divierten
con algún juego.
La semana terminó con mensajes y saludos donde los
niños y sus padres me enviaban felicitaciones por el día del maestro. Aprovecho este espacio para agradecer a Dios y a ellos por permitirme ser lo que soy.
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